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Sin plan económico, no hay futuro posible

El único camino para no entrar en un punto de no retorno es reducir la brecha fiscal integrándola a un programa que contemple la creación de empleos y que requiere un verdadero y completo programa enfocado en los temas fiscales, productivos y cambiarios.

Nota publicada en: https://www.infobae.com/opinion/2021/11/11/sin-plan-economico-no-hay-futuro-posible/

La incertidumbre política del 14N está impactando, como era de esperar, en una serie de variables financieras y económicas. El “plan platita”, tras la derrota electoral de las PASO, para intentar revertir los resultados inyectó circulante vía subsidios y bonos a los sectores más vulnerables y eso ha incrementado la brecha fiscal.

Hoy no es una incógnita saber cómo impactan los pesos sueltos, se sobreentiende que gran parte irán a la cotización de los distintos tipos de dólares. De lo que no se tiene certeza es si en realidad ha sido inocuo, o si en realidad disparará el gasto mucho más de lo previsto. Es decir, no se sabe concretamente la mensura de las consecuencias, y si los mecanismos de contención serían suficientes para administrar la escasez de dólares sin saltos disruptivos.

El oficialismo ya tiene noción que esta inyección de dinero no le alcanzará para revertir el resultado de la elección de manera contundente.

Al presente, el oficialismo ya tiene noción que esta inyección de dinero no le alcanzará para revertir el resultado de la elección de manera contundente, y que un efecto positivo sería como mucho lograr un empate técnico. Si esto es así, lo que queda es administrar lo que viene después, a saber: ¿Qué reservas netas quedarán?, si la brecha cambiaria con la que se va a convivir se puede seguir tolerando sin alterar la economía o si se podrá gobernar con un modelo de austeridad fiscal que propondrá el FMI. En definitiva, todo lo contrario al modelo actual, que es “flujo dependiente” de la emisión (por no tener financiación genuina), y sin exportaciones suficientes para hacerse de dólares excedentes para apalancarse.

El acuerdo con el FMI llegará. Por un lado porque es mejor un “mal” acuerdo que un “no acuerdo”, y por el otro, porque nunca “no acordamos” con el Fondo. Ahora bien, en el después del 14N, es clave tener foco en la cantidad de reservas netas que quedarán, ya que un descenso muy rápido de las mismas (y que no esté contemplado), impactará en las expectativas y generaría un círculo vicioso que agravaría exponencialmente la situación de la actividad, y del sistema de precios. En este escenario de semanas, todos los actores están expectantes, tanto del resultado de las elecciones, como del famoso acuerdo.

No se sabe concretamente la mensura de las consecuencias, y si los mecanismos de contención serían suficientes para administrar la escasez de dólares sin saltos disruptivos.

Así como el nivel de flotación es importante para un barco, para un país también lo son sus niveles de reservas netas. No sólo para afrontar sus obligaciones de deuda (mantenerse a flote y no hundirse), sino fundamentalmente para navegar y tener movimiento (crecer).

Vale decir, que los niveles de reserva son sustanciales, porque serán las bases sobre lo que se intentará encausar el barco (que viene haciendo agua y se mueve poco) en el 2022-2023. En este sentido, todos saben que no hay mucho margen de maniobra, y que el nivel de agua tanto adentro como afuera del barco no son los ideales. Si se cierra la economía (las importaciones) aumenta el interés por los dólares libres, y claramente los precios suben. Si se abre demasiado, las reservas entran en niveles críticos rápidamente. Poner controles (cepos, precios) paraliza, y nos pone psicóticos cada vez que la brecha de los dólares supera el 85-90%. Claramente, el no hacer o intervenir no es el camino, sino más bien es evidente que el panorama obliga a los tripulantes a tomar definiciones políticas, que luego les permitan avanzar en definiciones económicas, siendo este el único camino para mejorar las expectativas y evitar una espiral inflacionaria.

El acuerdo con el FMI llegará. Por un lado porque es mejor un “mal” acuerdo que un “no acuerdo”, y por el otro, porque nunca “no acordamos” con el Fondo.

Hablar de definiciones políticas y económicas puede ser algo muy amplio, pero a decir verdad no hay mucho margen ni para radicalizarse como en otras épocas, ni para tener errores no forzados de gravedad. Si bien el Merval sube, a pesar de que el riesgo país también lo hace, significando que hay empresas que están mirando mucho más allá de ésta coyuntura. Los depósitos en dólares se vienen manteniendo estables con un leve goteo que era esperable. Los depósitos en pesos del sector privado acortaron sus lapsos temporales (plazo fijo), y también están en la misma sintonía (leves descensos). Pareciera que las cosas no están tan mal. Si embargo, no es una situación tranquila a pesar de lo que aparenta. Es mucha la cantidad de dinero que está estacionada en los bancos, y si por un error no forzado, el 10-15% descolgara sus depósitos y corrieran a los dólares alternativos, se tendría una crisis cambiaria de una enorme magnitud en el cortísimo plazo.

Las elecciones de medio tiempo, definieron la política económica hasta estos días. El objetivo fue llegar con la economía a pleno y no se consiguió. Bajar la cantidad de contagios por la pandemia, nos permitió flexibilizar las restricciones y tener más movimiento. La economía se recuperó un poco, pero con el costo de la distorsión que generó el dólar, y no generó las condiciones para crecer de manera genuina que sería de la mano de la inversión y la productividad (y que equivaldría a tener las suficientes reservas netas). El único camino que queda hoy, para no entrar en un punto de no retorno, es reducir la brecha fiscal integrándola a un programa que contemple la creación de empleos rápidamente, y que requiere un verdadero plan económico completo, enfocado en los temas fiscales, productivos y cambiarios, como una sola cosa. El tiempo pasó, las elecciones están a la vuelta de la esquina y no discutimos lo que vamos a hacer.

Más de 20 años de experiencia en el sector. Experto en Ingeniería Financiera, Planificación Patrimonial Internacional y Analista Económico.

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