Si tus empleados no te responden…es probable que estés cumpliendo alguna de estas reglas a la perfección
- Minimiza el trabajo de las personas. Que no te importe si el empleado lleva 20 años haciendo el mismo trabajo y de manera eficaz; simplemente siéntete con la libertad de decir que lo que ha hecho prácticamente toda su vida no vale.
- Desconoce a tu gente y a su trabajo. No te mezcles con los empleados y ni siquiera des los buenos días y mucho menos pensemos en un “gracias”. Si tu empresa es grande, ni te acuerdes del nombre de los gerentes y de ser cordial con los demás; si tenés una Pyme pequeña, procura ningunear a todos los integrantes.
- No des el ejemplo. Diles todo el tiempo “tenemos que recortar presupuesto y dejar de pagar las horas extras” y llega al otro día con un auto nuevo, o ve de viaje a Europa.
- Contradícete y se poco claro. Pásate el tiempo dando instrucciones, mejor si son sin pensarlas, al punto que lo que digas sea contradictorio.
- Critica a la persona, y no al trabajo. Es común escuchar que a boca de jarro digan, “no sirves para esto”. Recuerda que tienes el derecho auto-inventado de insultar al trabajador.
- Interrumpe y deja en evidencia a los demás. Cuando estés en reuniones haz tres cosas: mira las presentaciones de los trabajadores con cara de culo o de aburrimiento, interrumpe a los que están hablando sin sentido y regaña a alguien por su trabajo enfrente de todos los demás.
- Sienten y muestra que lo sabes todo… o que no sabes nada.
- Especula con las expectativas de las personas. Di convencido “pronto lo haremos” o “este cambio será muy bueno para los empleados” cuando en realidad sabes que la empresa no va por buen camino y pronto tendrán que despedir a muchos de ellos.
- No respetes los horarios de tus trabajadores. Tienes el derecho sobre la vida de los demás. Llama a las 10 de la noche o en domingo en la tarde a tus empleados por una duda que te surgió y que no puede esperar.