La innovación es algo que tiene que hacer toda empresa de cualquier rubro o sector, ya sea grande, chica, familiar o no familiar. La innovación implica el constante cambio para generar mejores resultados.
Nadie niega que innovar es bueno, es más, si uno quiere ser cool en este oficio tiene que meterle la palabra innovación a todo para garantizar que su actividad profesional tiene toque de cierta sofisticación. Sin embargo, a la hora de la verdad la innovación (que suena muy cool) no es tan sencilla, puesto que implica “romper” paradigmas de una o varias cosas dentro de la organización.
Romper es fácil e innovador pero el cambio de hacer las cosas tiene ciertas dificultades. En primer lugar, está la dificultad de que lo que se cambia está inserto en un sistema más complejo (la empresa) y lo que uno cambia en un lugar siempre distorsiona más una actividad. En segundo lugar, sobre esta distorsión que produce voluntariamente, nunca tendrá garantizado que los resultados serán positivos, ya que como no conoce cómo va a impactar dentro de su empresa al no puede medir las externalidades que va a producir. En tercer lugar, para hacer cambios (innovar) tiene que tener información para evaluar los puntos anteriores para corroborar y mensurar las posibles causalidades (esto último es lo realmente complicado).
En este punto (en el último donde tiene que evaluar antes de hacer las movidas) es donde tiene un papel clave la tecnología. Es en el camino de la Transformación Digital donde las empresas logran obtener sus mayores beneficios, porque al poder “evaluar” antes de hacer sus procesos, sus demandas, y los patrones de acción y elección de sus clientes, se optimizan con menos riesgo volviéndose más eficientes.
Hoy por hoy, la Transformación Digital es una estrategia de negocios, que incluye la tecnología como un medio para alcanzarla. Es un proceso continuo por el cual las organizaciones se adaptan o impulsan cambios disruptivos en su manera de funcionar, apalancándose en sus competencias digitales para innovar con nuevos productos, servicios y modelos de negocio capaces de converger medios físicos y digitales, así como experiencias de clientes y negocios, a la vez que mejoran la eficiencia operacional y el desempeño de la organización.
El beneficio es claro, con la tecnología uno puede manejar enormes volúmenes de información para tomar decisiones precisas, y nos permite entender, atender y crecer con los clientes. Contribuye al desarrollo de la compañía, entrega eficiencia operativa y ayuda a que las personas crezcan y se desarrollen, además de cooperar con el cuidado y atracción de nuevos talentos, permite mantener la lealtad de sus clientes, aportando al crecimiento asociado a la innovación y desarrollo de mejoras en sus productos y servicios.
La adopción de herramientas tecnológicas en cualquier tipo de negocio o empresa, en poco tiempo baja costos y la era en que el rápido vence al lento…se transforma en un activo estratégico medular.
