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La clave de la economía que viene: Que queden dólares para no ir a un default peor que el de 2001

Todos subestiman y relativizan la necesidad de contar a partir del 10 de diciembre con un programa económico consistente. Pese a que la macroeconomía llegará mucho más frágil de lo que ya está, se seguirá sin corrección de rumbo, sin tener ni un proyecto de negociación de deuda concreto, con una Argentina estanflacionada y un precario control de cambios que se irá profundizando.

Se utilizaron los depósitos que el FMI había otorgado al Banco Central en concepto de “Fortalecimiento de Reservas” para pagar deuda en dólares, como habíamos advertido acertadamente en anteriores informes, porque no quedaba otra. El FMI tuvo que avalar sin más opciones ésta movida, aún sabiendo que con ello no se va a cerrar el programa financiero de este año y confirmando que las reservas esperables a partir del 10 de diciembre no serán suficientes, pudiendo ser hasta negativas.

Falta plata, así de simple. Por un lado, entre octubre y diciembre se necesitan USD 3.200 millones para sostener el déficit primario, USD 3.200 millones para pagar intereses y USD 3.700 millones para pagar amortizaciones de deuda. Por el otro se tienen USD 8.800 millones para afrontarlas (entre lo que hay en el BCRA, Bancos Comerciales y en el Tesoro), con lo cual faltan USD 1.300 millones.

Lo que no se está resolviendo son tres áreas muy delicadas que convergen en un vórtice explosivo en el corto plazo y que lo único que hace es consumir dólares. Primero, al no resolver el reperfilamiento de la deuda pública y las necesidades de caja del Tesoro. Segundo, al no dar concretas definiciones para el mercado cambiario, el tipo de control de cambios y el dólar. Y tercero al no aplacar la incertidumbre que hace salir los depósitos en dólares de los bancos. Los dólares no son suficientes y a pesar de las medidas no se puede parar el drenaje.

Entre las PASO y el 30 de agosto había un promedio de ventas de dólares de aproximadamente USD 140 millones diarios y por ésta razón se puso el cepo, eran demasiados dólares que se estaban yendo (USD 2.800 millones mensuales). Tras la medida, ésta cantidad se redujo a la mitad (aproximadamente USD 70 millones diarios, a un ritmo de USD 1.500 millones mensuales), pero duró poco. Hoy, sin el quinto desembolso del FMI, e inclusive con el fondo de fortalecimiento de reservas acaparado, el BCRA está vendiendo demasiadas reservas para frenar el dólar. Resumidamente, los USD 10.000 dólares por cabeza no alcanzan.

El promedio diario hoy volvió a dar muy por encima de lo que fue la última corrida y en el promedio estaría dando por encima de USD 170 millones (22% más de compra diaria que después de la elección), lo que hace que las reservas se reduzcan a una velocidad de USD 3.400 mensuales.

La gran mayoría de éstos dólares que se compran son demandados por pequeños ahorristas que desactivan sus plazos fijos y compran hasta 10.000 dólares mensuales. Como la oferta está restringida por el cepo que ahuyenta dólares genuinos de exportadores y de dólares financieros, el único que pone los verdes arriba de la mesa para que su precio no se dispare es el BCRA. ¿Es un riesgo? Obviamente, porque hay $520.000 millones de pesos (equivalentes a usd 8.500 millones) en plazos fijos que son de minoristas y que pueden todavía correr contra la divisa, si Macri y Alberto no se ponen de acuerdo en qué hacer a partir del 28 de octubre.

¿Es mucha o es poca ésta cantidad? En función de lo que queda en el BCRA, sería deseable que no corran al dólar…si recordamos que ya nos está faltando, pondría a Argentina en una situación muchísimo más precaria que la actual. Es decir, las circunstancias macroeconómicas no tienen espacio literal para que arriben nuevas medidas aisladas, parches cortoplacistas, enfoques sectoriales o visiones parciales y no integrales.

En este escenario y con una transición que será problemática por la falta de reservas y acuerdo político, seguramente habrá un choque macro antes del 10 de diciembre cualquiera sea el ganador de la elección. El dilema fundamental con ésta velocidad de desactivación de depósitos, será que Fernández querrá que le dejen la mayor cantidad de dólares de reservas, pero esto iría en contra de un Banco Central que tendrá que vender para planchar la divisa.

A este paso, Argentina terminará agotando sus depósitos y sin renegociación de un canje de deuda con privados o un nuevo programa con el FMI que podría llevar bastante tiempo, no tendrá para hacer frente a los servicios de deuda durante los primeros meses del año que viene y tampoco podrá afrontar la deuda en moneda local, ya en un escenario extremo y hasta tanto no se haga efectivo un nuevo programa y no se cierre una restructuración de la deuda con privados, tendría que financiarse con emisión de pesos puesto que nadie le prestaría (ni los propios ni los ajenos).

 

Argentina tiene una insolvencia estructural y como no se alinearán los planetas locales e internacionales para que la deuda parezca sostenible la situación es irreversible. El país tiene el mismo PBI que en el 2010 y si después de licuar el gasto público no tiene forma alguna de alcanzar el equilibrio fiscal deja fuera de cualquier chance de reestructuración amistosa o bien en dos etapas. Las circunstancias actuales ya son extremas y si se tiene en cuenta que a los grandes ahorristas no les queda otra que quedarse en pesos y que todo depende que los pequeños no se vayan en malón a la divisa norteamericana, la línea es muy delgada.

¿Dónde está el peligro?

Fundamentalmente en que un «dólar alto» impacta de manera directa sobre la capacidad de repago de la deuda en dólares y hoy, el 76 % de la deuda pública está denominada en esa divisa. De 45 a 60 pesos ya el salto fue demasiado grande complicando toda la situación y si los pequeños ahorristas se vuelcan de lleno a comprar dólares pondrían en jaque mate la capacidad de repago de la deuda.

La clave está en que el 10 de diciembre queden los dólares suficientes para que el nuevo presidente pueda renegociar una deuda que no implique un default total, como pasó en el 2001.

A $60 (y contenido con cepo) se desprende que no se tiene mucho margen para dejar el que el dólar se siga disparando por encima de estos niveles reales. Traspasar ésta frontera mantenida artificialmente ya es la antesala de un default posiblemente muchísimo más duro.

¿Existe alguna clave para encontrar un equilibrio entre un dólar alto, un PBI creciendo y una deuda sustentable en el tiempo? Obviamente si existe, pero implica una reforma estructural profunda, una hoja de ruta consistente en materia económica y un acuerdo político y social sostenible en el tiempo, todos elementos que, en el actual estado del arte Argentino, se ven como poco probables que se den simultánea y coordinadamente.

Más de 20 años de experiencia en el sector. Experto en Ingeniería Financiera, Planificación Patrimonial Internacional y Analista Económico.

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